Vagos, gamines o chinos, pero nunca ciudadanos

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Shara Naranjo

Coordinadora de contenidos y proyectos en Estudios Sociales de Colombia

A lo largo de la historia de Bogotá, los habitantes de calle han sido marginados y estigmatizados, percibidos por la sociedad como una amenaza para el orden social. Durante el siglo XIX, las élites bogotanas etiquetaban a estas personas como vagos y mendigos, asociándolas con la criminalidad y la mendicidad. 

La legislación de la época criminalizaba su existencia, imponiendo trabajo forzoso y otras sanciones punitivas, lo que reflejaba una visión en la que estas personas no solo eran indeseables, sino también consideradas inútiles para la sociedad.

Aunque se intentaron algunas medidas de apoyo, como la creación del Asilo para Mendigos en 1886 durante el mandato del alcalde Higinio Cualla, estas iniciativas fueron ineficaces. Las instituciones de beneficencia pública, limitadas por problemas financieros y la falta de un compromiso real del Estado, no lograron brindar una asistencia adecuada. 

Organismos como la Junta Protectora de Mendigos fracasaron tempranamente, en parte debido a la desviación de fondos y a la creencia generalizada de que ayudar a los pobres era un acto de caridad más que una responsabilidad gubernamental.

Nuevo siglo, nuevos actores

Con la llegada del siglo XX, surgió una nueva problemática en relación con los habitantes de calle: los chinos o gamines, niños abandonados que vagaban por las calles de Bogotá. Este fenómeno infantil evidenciaba las deficiencias del sistema familiar y educativo, exacerbadas por la pobreza generalizada. 

Aunque el Estado aprobó leyes como la Ley 98 de 1920, que creó casas de corrección para estos menores, estas políticas seguían enfocándose en la idea de que los niños en situación de calle eran un peligro social, más que víctimas de un sistema fallido.

Durante las primeras décadas del siglo XX, los chinos desempeñaban funciones importantes en la vida urbana, como vocear periódicos o lustrar zapatos. Sin embargo, a partir de los años 20, comenzó a asociarse su presencia con el aumento de delitos en las ciudades, lo que endureció las políticas hacia ellos. A pesar de los esfuerzos por rehabilitarlos, el estigma por la delincuencia y la marginalización dificultaba su reinserción social.

El enfoque hacia los habitantes de calle cambió con la creación del Estado Social de Derecho en la segunda mitad del siglo XX. Este nuevo marco reconoció a los habitantes de calle como sujetos de derechos, lo que impulsó la creación de programas de rehabilitación y apoyo. 

Este cambio fue fundamental para abandonar las políticas punitivas y adoptar un enfoque más humanitario. No obstante, las barreras culturales y sociales continuaron manteniendo a esta población en los márgenes.

La introducción de estupefacientes a mediados del siglo XX agravó aún más el problema. Durante la alcaldía de Jorge Eliécer Gaitán, la ley incluyó a los ebrios y toxicómanos habituales dentro de la definición de mendicidad, abriendo un nuevo frente en el ámbito de la salud pública que el Estado tardaría en reconocer y abordar adecuadamente.

En la década de 1960, Bogotá experimentó otra transformación en sus políticas con la creación del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON) en 1967, diseñado para brindar apoyo a los menores en situación de calle. 

Sin embargo, en momentos críticos como la visita del Papa Pablo VI en 1968, las autoridades optaron por esconder a los gamines en condiciones deplorables, lo que expuso la falta de una verdadera política de integración y rehabilitación.

En las décadas de los 80 y 90, los habitantes de calle, especialmente los gamines, fueron víctimas de la violencia ejercida por grupos de “limpieza social” que los consideraban un obstáculo para el desarrollo urbano. Prácticas brutales como asesinatos y desapariciones revelaban el profundo estigma que seguía afectando a esta población.

En los últimos años, las alcaldías de Enrique Peñalosa han intervenido en las zonas más críticas de la indigencia en Bogotá. En su primer mandato, la intervención en el barrio Santa Inés permitió la construcción del parque Tercer Milenio, mientras que en 2016 su administración lideró la demolición del Bronx, un epicentro de redes criminales. 

Aunque estas acciones ayudaron a desarticular estructuras ilegales, no lograron erradicar el fenómeno de la indigencia, que ha aumentado desde 2017, según los datos preliminares del censo de habitantes de calle más reciente.

El Estado ha fallado sistemáticamente en ofrecer soluciones integrales a una población que sigue siendo marginada. Aunque se han implementado esfuerzos significativos, los avances han sido insuficientes para desarticular las causas estructurales que perpetúan esta problemática.

Un enfoque multidimensional para el futuro

Por más de un siglo, los habitantes de calle en Bogotá han sido marginados, perseguidos y estigmatizados, y aunque hoy se les reconoce como sujetos de derechos, persisten barreras estructurales que dificultan una solución efectiva. 

Según investigadores de la Universidad de los Andes, entender la situación de los habitantes de calle va más allá de los enfoques punitivos o asistencialistas que han prevalecido en la historia. Para abordar esta problemática de manera integral, es necesario reconocer las complejas interacciones entre factores como la pobreza, la violencia, las adicciones y la ruptura de vínculos familiares.

El estudio enfatiza que no se trata simplemente de atender las necesidades inmediatas, sino de promover políticas que posibiliten la reintegración social y la reconstrucción de sus identidades y redes sociales. Esto requiere una intervención que abarque desde el apoyo psicosocial hasta la creación de oportunidades educativas y laborales que les permitan restablecer sus vidas fuera de la calle.

Las políticas públicas deben evolucionar hacia un enfoque que no solo aborde las consecuencias visibles de la indigencia, sino también las causas profundas de exclusión social que perpetúan la marginalización.

¿Quieres saber más?

Andrés Caicedo. Genealogía del habitante de calle desde la perspectiva del Estado y sus élites. Bogotá: Universidad de los Andes
Universidad de los Andes. “Habitantes de la calle: ¿Cómo entenderlos?” Disponible en:

https://www.uniandes.edu.co/es/noticias/antropologia/habitantes-de-la-calle-como-entenderlos

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