Shara Naranjo
Coordinadora de contenidos y proyectos en Estudios Sociales de Colombia
Desde la época colonial, la economía del Chocó se ha basado en la extracción de recursos naturales, convirtiéndose en una fuente crucial de ingresos para el virreinato español y, más tarde, para el país. Sin embargo, esta explotación no se tradujo en progreso local y ha dejado profundas huellas de desigualdad y pobreza en la región.
Durante el periodo colonial, el Chocó se transformó en uno de los principales centros de explotación minera, especialmente de oro y, más tarde, de platino. Esta riqueza atrajo a la Corona Española, que se benefició enormemente, incentivando la llegada de colonos y el uso de mano de obra esclavizada traída de África.
Las élites coloniales, desde ciudades como Popayán y Cartagena, administraban la riqueza minera del Chocó, reinvirtiendo las ganancias en sus propios territorios e intereses, mientras la población local vivía en condiciones precarias. Además, los intentos de colonización en el Chocó enfrentaron una fuerte resistencia indígena durante más de un siglo, lo que dificultó los intentos de sometimiento y explotación.
La Corona buscó controlar la región mediante misiones franciscanas y expediciones de conquista, intentando reducir a las comunidades indígenas para facilitar su evangelización e integración en la economía minera. Sin embargo, la dispersión y autonomía de las comunidades, junto con los abusos de algunos misioneros y colonos, agravaron la situación y provocaron rebeliones.
Permanencias
Tras la independencia y la abolición de la esclavitud en el siglo XIX, el Chocó continuó siendo clave en la economía extractiva de Colombia; aunque la minería de oro perdió relevancia, otras actividades como la recolección de caucho, tagua y la explotación forestal crecieron en importancia.
La región también fue valorada por su posición estratégica, lo cual motivó proyectos como un canal interoceánico entre el Atlántico y el Pacífico, aunque este nunca se concretó, y el Chocó quedó fuera de los planes de desarrollo nacionales.
Así, durante gran parte del siglo XIX, el Chocó siguió siendo visto principalmente como una fuente de recursos, con escasa inversión en infraestructura o servicios.
En el siglo XX, la demanda de platino, impulsada por la Primera Guerra Mundial, consolidó aún más esta economía de enclave, con empresas extranjeras como Chocó Pacífico monopolizando la extracción. Aunque se aplicó tecnología avanzada, los beneficios no llegaron a la población local, y los impactos ambientales y sociales fueron devastadores.
A pesar de su importancia económica, el Chocó nunca fue plenamente integrado en los planes de desarrollo del país. Este fenómeno, descrito como la “maldición de los recursos naturales”, expone cómo una economía basada en la extracción puede convertirse en un obstáculo para diversificar y fortalecer la economía regional.
En el caso del Chocó, esta dependencia de los recursos naturales perpetuó la pobreza y limitó el acceso a educación, infraestructura y servicios básicos, mientras sus riquezas sostenían la economía nacional.
Así, el Chocó representa una paradoja: fuente constante de riqueza para el país, pero sin beneficios para su propia población, encarnando los retos de una economía extractiva que prioriza beneficios a corto plazo, sin atender al desarrollo humano y social.
En este contexto histórico de explotación y abandono, la reciente creación de un fondo de protección para el Chocó, acordada entre Colombia y Costa Rica, marca un cambio de paradigma hacia una revalorización sostenible de su riqueza natural y su ubicación geográfica.
Este fondo, enfocado en la protección de los ecosistemas y la biodiversidad únicos del Chocó, reconoce la importancia de preservar estos recursos para el bienestar de las comunidades indígenas, negras y campesinas que apuestan por el cuidado de la biodiversidad.
Además, como protagonista en la ruta migratoria más grande hacia Estados Unidos,incluirá el fenómeno migratorio como un tema clave para las estrategias en el cuidado del medioambiente.