Amazonas: el vulnerable monarca de los ríos

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Shara Naranjo

Coordinadora de contenidos y proyectos en Estudios Sociales de Colombia

La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd) ha declarado la calamidad pública por la sequía en el departamento del Amazonas, debido a la drástica reducción del 80% en el caudal del río. Esta disminución ha afectado gravemente la alimentación, el transporte y el suministro de agua potable en las comunidades indígenas de la región, que dependen del río para su supervivencia.

Es la primera vez en la historia que el Amazonas enfrenta una situación tan crítica. Esto ha revelado la importancia del río como fuente de vida para la biodiversidad y las culturas que han coexistido con él por siglos. Más allá de ser un cuerpo de agua, el Amazonas es un sistema interconectado que sostiene a sociedades enteras, funcionando como una arteria vital que atraviesa el corazón de Sudamérica.

El río Amazonas, uno de los sistemas fluviales más grandes y complejos del mundo, nace de la confluencia de varios afluentes que descienden de los Andes. Ríos como el Madeira y el Negro se unen para formar una vasta red que condiciona tanto el paisaje amazónico como la vida de sus habitantes. 

Las várzeas, áreas bajas que el río inunda periódicamente, son esenciales para la fertilización de los suelos, un ciclo natural que ha permitido a las comunidades indígenas subsistir durante milenios. Esta ruptura afecta la supervivencia y soberanía de las comunidades ribereñas.

Representación de las Amazonas como guerreras
De lo mítica a la sequía

Desde la llegada de los primeros exploradores europeos, como Francisco de Orellana en el siglo XVI, el Amazonas no solo impresionó por su magnitud, sino que también se convirtió en una puerta de entrada al “Nuevo Mundo”. 

Las crónicas de estos viajeros, como las de Gaspar de Carvajal, alimentaron un imaginario europeo que veía al Amazonas como un lugar exótico y misterioso, poblado de criaturas fantásticas y mujeres guerreras, las míticas Amazonas de la antigüedad.

A lo largo del siglo XVIII, la colonización portuguesa del Amazonas fue más intensa que la española, debido a su modelo de navegación y comercio fluvial. Sin embargo, las expediciones científicas del siglo XVIII, como la del francés Charles de La Condamine, expandieron el conocimiento sobre la geografía y los recursos del Amazonas. 

Durante el siglo XIX, la expansión del comercio internacional y la introducción del transporte a vapor dieron paso a un ciclo de extractivismo masivo que dejó profundas cicatrices en la región.

 La apertura del río al comercio internacional en 1866, impulsada por la codicia europea, desencadenó la explotación intensiva de recursos como el caucho, la canela y la vainilla. Este extractivismo no solo devastó el ecosistema, sino que también alteró las dinámicas sociales y culturales de las comunidades indígenas.

Los ciclos naturales del Amazonas son fundamentales para las comunidades ribereñas. En temporada de crecida, el río fertiliza las tierras, permitiendo cosechas y facilitando la navegación; mientras que las sequías dificultan la movilidad y el acceso a recursos. 

Estos ciclos también son esenciales para la extracción de productos como el caucho, cuya recolección depende de las condiciones secas. La vida cotidiana de las comunidades indígenas está profundamente entrelazada con estos ciclos, ya que muchos de sus utensilios y herramientas provienen de los recursos que el río y la selva les proporcionan.

Mapa de Theodor de Bry
La vacía cuenca del gigante amazónico

Hoy, la reducción del caudal del Amazonas ha desestabilizado esta relación simbiótica entre el río y sus habitantes. La contaminación, la sobreexplotación de recursos y la deforestación en la región andino-amazónica han erosionado su capacidad para sostener a las comunidades. 

El aumento de la población, la construcción de megaproyectos hidroeléctricos y el cambio climático amenazan con agravar aún más esta situación. Los incendios forestales y las sequías recurrentes en la Amazonía no solo afectan a la cuenca, sino que también repercuten en países como Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú.

El Amazonas ha sido el eje de vida para las comunidades que habitan sus orillas durante siglos, pero hoy su vulnerabilidad pone en riesgo tanto su supervivencia como la de quienes dependen de sus aguas para vivir. La preservación del río y sus ecosistemas no solo es vital para las comunidades indígenas, sino para la estabilidad ambiental de toda Sudamérica.

¿Quieres saber más?

Roberto Pineda Camacho. “El río Amazonas: Un gigante indomado. Una mirada hacia su história contemporánea (1500-2010)”. Boletín cultural y bibliográfico, XVII, n.° 84 (2013): 36-65.

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