Legado, tradición y cultura. El Club del Comercio de Bucaramanga, una de las edificaciones más emblemáticas de la ciudad, atesora en las marcas de sus paredes el desarrollo cultural y social de la región. Este establecimiento, decano de los clubes sociales de Colombia, se ha mantenido en pie acogiendo a los comerciantes de diversas épocas, desde su formalización como el Liceo de Soto en 1872 hasta la actualidad como el Club del Comercio.

Por ser parte de la herencia santandereana el 17 de septiembre de 2021 el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural decidió dar el visto bueno para que este club, colmado de historias y recuerdos, fuese declarado patrimonio cultural de la nación, dándole el reconocimiento que los bumangueses le dieron a lo largo de los años. 

Días después a este acontecimiento Héctor Iván Moreno Villamizar, gerente general del Club del Comercio de Bucaramanga, conoció la noticia. Es en este punto de la historia que aparecemos nosotros en la foto. 

Héctor al enterarse de esta información se contactó con el Ministerio de Cultura para realizar un consenso respecto a cuáles serían los predios que estarían dentro de la declaración, pues el club tiene 14 predios, de los cuales 13 corresponden a parqueaderos y el restante al edificio principal, aquel de arquitectura neoclásica. 

Su próposito era que solo se declarara el edificio principal para a “largo o mediano plazo poder hacer un proyecto inmobiliario en el área del parqueadero, que al no estar declarado permite tener mejor maniobra para formar un plan especial de manejo patrimonial”. 

Él menciona que es “ahí que entra Alejandro Alvarado Bedoya, de Estudios Sociales de Colombia, a colaborar y apoyar” esta idea, presentando el argumento que demuestra que el único edificio con más de 100 años es el neoclásico, ya que los demás nacieron después de los 80’s y terminaron su construcción en el 96.

Fue así que comenzaron las reuniones cada mes, en las que estuvo la junta directiva del Ministerio de Cultura, una persona de la junta directiva del club, una arquitecta y Alejandro Alvarado. “Fue un proceso largo, comenzamos conversaciones en marzo de 2022, aproximadamente, y el bien fue declarado hasta agosto del 2023… Aproximadamente más de un año en conversaciones”.

Además, Alejandro hizo parte de la consolidación de un plan de acción que tiene como finalidad devolverle la vida y chispa de magia al club, tal como la tuvo en sus inicios, sus años dorados. “Él es uno de los aliados estratégicos del club, una persona incondicional, le damos todas las gracias a Estudios Sociales de Colombia y Alejandro”.

Así, en medio de acuerdos y esfuerzos conjuntos, se logró la concertación y definición del área a declarar del club. Asegurándose de que cada rincón del club, con su historia y encanto, fuera protegido y preservado. Por ello, Héctor comenta que no le quedan palabras de agradecimiento, ya que fue por “el compromiso, la disciplina, la pasión” que se logró lo propuesto, convirtiendo al club en un lugar más especial para los locales, símbolo de la cultura y el patrimonio de la ciudad.