Colombia: El precario valor del trabajo

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Shara Naranjo

Coordinadora de contenidos y proyectos en Estudios Sociales de Colombia

La negociación anual del salario mínimo en Colombia no solo es un proceso técnico, sino que refleja profundas tensiones estructurales e históricas del mercado laboral. La evolución de este mercado está anclada en dinámicas que se remontan a la expansión cafetera de finales del siglo XIX y continúan marcando la distribución del ingreso y la estructura económica actual.

Café, la raíz

Entre 1870 y 1989, el auge del café consolidó a Colombia como un exportador clave, permitiendo la acumulación de capital y divisas en manos de élites agrarias. Estas élites diversificaron sus inversiones hacia la manufactura básica en la década de 1920, favoreciendo la formación de una clase empresarial con influencia económica y política. 

Este modelo de desarrollo agroexportador coexistió con una política proteccionista que incentivó la industria nacional, especialmente durante la crisis de 1929 y la Segunda Guerra Mundial, cuando la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI) se convirtió en una estrategia predominante en América Latina.

El desarrollo industrial fue liderado tanto por el Estado como por empresas privadas, configurándose desde antes de los años 60 como un mercado oligopólico. Esta estructura, dominada por un reducido grupo de grandes empresas, ha concentrado el poder de decisión económica, limitando la diversificación productiva y reforzando las desigualdades en el acceso al capital y a la innovación tecnológica.

Desde la década de 1950, Colombia experimentó una expansión en los niveles educativos, aumentando la oferta de trabajadores con formación básica y superior. Sin embargo, esta ampliación educativa fue seguida de una devaluación del capital educativo, ya que el mercado laboral no logró absorber a los trabajadores calificados al mismo ritmo. 

Este desajuste contribuyó al crecimiento del subempleo y la informalidad, fenómenos que se agravaron con la urbanización acelerada, el despojo y la reducción en la generación de empleo formal desde la década de 1980.

Entre 1980 y 1985, la creación de puestos de trabajo se redujo al 3,3%, mientras que el desempleo urbano alcanzó cifras alarmantes. Para 1985, más de 1,1 millones de personas estaban desempleadas en las ciudades, impulsando la expansión del sector informal, que llegó a representar la mitad del empleo urbano.

Concentración

El mercado laboral estrecho en Colombia también se explica por la concentración del poder económico en manos de unos pocos conglomerados. Actualmente, 47 de las 100 empresas más grandes del país pertenecen a un reducido número de grupos empresariales, lo que limita la competencia y perpetúa prácticas salariales desfavorables. 

Esta concentración dificulta el desarrollo de nuevas industrias, restringe la innovación tecnológica y promueve estrategias de control sobre los salarios.

Este contexto se traduce en un mercado caracterizado por altas tasas de desempleo y subempleo, con amplios sectores de la población percibiendo ingresos por debajo del salario mínimo legal. 

Además, la transición hacia una economía urbana y la disminución de la participación del sector agropecuario han acentuado las inequidades, dejando a gran parte de la población expuesta a un mercado laboral estrecho e informal.

Las discusiones anuales sobre el salario mínimo cristalizan estas dinámicas históricas y estructurales. Los incrementos salariales, a menudo limitados por la influencia de las élites empresariales, reflejan un mercado laboral incapaz de absorber plenamente a la fuerza laboral urbana, legal y rural. 

Además, la capacidad de los grupos empresariales para presionar por ajustes moderados mantiene un desequilibrio en la distribución del ingreso, perpetuando la desigualdad socioeconómica.

En conclusión, el salario mínimo en Colombia no solo es un indicador económico, sino también un termómetro de las fallas estructurales del mercado laboral y de la relación histórica entre capital, trabajo y poder político. Las negociaciones de fin de año son un recordatorio de la necesidad de políticas integrales que aborden las desigualdades históricas y promuevan un mercado laboral más inclusivo y dinámico.

¿Quiere saber más?

Chenery, H. (1986 [2023]). Actividad económica y el problema laboral. Misión de empleo.
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Misas Arango, Gabriel (1995), De la industrialización sustitutiva a la apertura: el caso
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Rodríguez-Satizabal, Beatriz. (2020). Pathways from Deglobalisation: Colombian Business
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doi.org/10.1344/jesb2020.2.j080
Uribe López, Mauricio.  La nación vetada. Estado, desarrollo y guerra civil en Colombia. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2013. 

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