El legado de violencia hacia las mujeres

Nuestra organización construye un país con mejores oportunidades.

1
Picture of Shara Naranjo

Shara Naranjo

Coordinadora de contenidos y proyectos en Estudios Sociales de Colombia

La violencia hacia las mujeres se ha manifestado en las redes sociales en las últimas semanas. La nueva categoría de insulto para las periodistas, tratadas de “muñecas de la mafia” desde cualquier espectro político, ha propagado un ciclo de violencia digital y persecución hacia las mujeres que ejercen esta profesión.

Al mismo tiempo, el incremento en el registro de feminicidios en comparación con los últimos siete años y casos que lo ejemplifican, como el de Sofía Delgado, una niña asesinada en el Valle del Cauca, demuestran que la violencia hacia las mujeres en el país no sólo no es un asunto del pasado.  En este contexto, el Día de la Eliminación de las Violencias hacia las Mujeres cobran un carácter de emergencia social.

Pero esta violencia  es una problemática profundamente arraigada en las estructuras políticas y socioeconómicas que han marcado la historia del país. Desde la época colonial hasta los conflictos contemporáneos, la violencia hacia las mujeres ha evolucionado, reflejando cambios en las dinámicas sociales y políticas, pero manteniendo una constante: la subordinación de las mujeres y su exposición a diversas formas de violencia, tanto en el ámbito privado como público.

Raíces

En el periodo colonial, las mujeres indígenas, afrodescendientes y mestizas fueron relegadas a los márgenes de la estructura social, condenadas a roles subordinados y explotadas tanto laboral como socialmente. La imposición de un sistema patriarcal, cimentado en la doctrina religiosa, justificó la exclusión de las mujeres de la esfera pública.

Esta marginalización no solo les negó autonomía, sino que las expuso a una violencia múltiple: desde el abuso físico hasta la discriminación sistemática en las instituciones y en la vida cotidiana. Las relaciones conyugales, influenciadas por el moralismo castellano, promovían la subordinación femenina al marido, basándose en la creencia de una inferioridad biológica, tendencia al pecado e  incapacidad de raciocinio de las mujeres, lo que legitimizaba castigos físicos, muchos de los cuales, excesivos, resultaban en la muerte de muchas mujeres hasta bien entrado el siglo XIX. Durante este tiempo, la condena a la sevicia en el siglo XVII también evidenció agresiones sistemáticas que ponían en peligro la vida de las víctimas.

Tras la Independencia, el papel de las mujeres quedó relegado a representaciones simbólicas, mientras las estructuras sociales patriarcales permanecieron intactas. A pesar de ciertos avances en materia educativa, las mujeres continuaron excluidas de la política y las decisiones importantes. Esta exclusión institucional y cultural sentó las bases para perpetuar una violencia menos visible, pero igualmente devastadora, como la pobreza y la falta de acceso a recursos básicos.

A inicios del siglo XX, las luchas por los derechos de las mujeres en otros países intentaron introducir estos debates en Colombia. Sin embargo, la discusión de los derechos de las mujeres fue un asunto de hombres. Las ideas de las mujeres al respecto quedaron relegadas a revistas femeninas como “Letras y Encajes” y “Agitación Femenina”. Mientras tanto, se intentaba incorporar a la mujer al proceso capitalista incipiente en el país:

“Siempre han sido ellos [los hombres] quienes han tenido entre sus manos la suerte de la mujer y no han decidido de ella en función de su interés, sino considerando sus propios proyectos, sus temores y necesidades.”

¿Cambios?

Mientras tanto, la mujer era incorporada de manera precaria al incipiente proceso capitalista del país, con condiciones laborales desfavorables y sin el reconocimiento pleno de su ciudadanía. La concesión de derechos civiles a las mujeres fue vista por las élites (generalmente masculinas) como una amenaza para el orden social y un factor de perturbación de las costumbres, lo que dilató aún más el proceso de reconocimiento de sus derechos.

El periodo de La Violencia, caracterizado por el enfrentamiento bipartidista entre liberales y conservadores, profundizó las desigualdades y la violencia estructural hacia las mujeres, particularmente en las zonas rurales. Si bien las mujeres no fueron el foco principal de la violencia armada, sus vidas estuvieron profundamente afectadas por el conflicto. 

Según los testimonios recogidos en Hilando fino: Voces femeninas en La Violencia, muchas mujeres quedaron viudas o desplazadas, asumiendo roles de liderazgo en sus comunidades bajo condiciones extremas. Sus relatos destacan la forma en que internalizaron los efectos del conflicto en su memoria colectiva, experimentando pérdidas materiales y emocionales irreparables. Esta realidad refleja cómo las mujeres fueron afectadas de manera diferenciada por las dinámicas del conflicto armado, a menudo invisibilizadas en los relatos oficiales.

Con la llegada de las guerrillas y los grupos paramilitares en las décadas posteriores a La Violencia, las mujeres se enfrentaron a nuevas formas de abuso, entre ellas el abuso sexual, que se convirtió en una herramienta de control por parte de los actores armados. Según Las mujeres en la historia de Colombia, la violencia intrafamiliar y de género se exacerbó, perpetuando un ciclo de agresión que atravesaba tanto la esfera pública como la privada. 

La pobreza, la falta de oportunidades y la dependencia económica contribuyeron a hacer a las mujeres especialmente vulnerables, con formas de violencia como el abuso psicológico y físico normalizadas en sus entornos familiares.

La violencia hacia las mujeres en Colombia es un fenómeno complejo, profundamente enraizado en la historia del país. Aunque las formas y manifestaciones han cambiado, la persistencia de estructuras desiguales y opresivas continúa exponiendo a las mujeres a múltiples formas de agresión. Reconocer esta historia es fundamental no solo para entender la magnitud del problema, sino también para abordar sus raíces y construir una sociedad más equitativa, libre de violencia y plenamente inclusiva.

Desde la marginalización colonial, la violencia doméstica antes de la Independencia, la lucha por la ciudadanía y la educación, La Violencia y el conflicto armado, las continuidades y adaptaciones de la violencia hacia las mujeres evidencian su multiplicidad y complejidad, pero también su arraigo profundo en nuestra sociedad. Las recientes acusaciones contra periodistas, que han dado lugar a un ciclo de violencia digital, y el alarmante aumento de los feminicidios, con casos tan dolorosos como el de Sofía Delgado, demuestran que la violencia hacia las mujeres no es un fenómeno del pasado, sino una realidad persistente que sigue marcando la vida de las mujeres en Colombia.

¿Quiere saber más?

López Jerez, Mabel Paola. “Las ‘malas esposas’ y la violencia femenina en el Nuevo Reino de Granada, 1721-1811”. Ni calladas ni sumisas. Trasgresión femenina en Colombia, siglos XVII-XX, editado por Mabel Paola López Jerez, Editorial Uniagustiniana y Asociación Colombiana de Estudios del Caribe – ACOLEC, 2021, pp. 197-231.
Toro Velásquez, Magda. Las mujeres en la Historia de Colombia, Tomo I. Norma, Bogotá, 1995.
Uribe, María Victoria. Hilando fino: Voces femeninas en La Violencia. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2015.

Facebook
LinkedIn

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Nuestro blog

Pensamos el país por escrito, acá encuentra parte de nuestras propuestas y reflexiones sobre Colombia. También algunos trabajos de nuestros investigadores.

Historia

¿Dónde están los desaparecidos?

La desaparición forzada en Colombia no es un fenómeno aislado; es una práctica sistemática que ha atravesado los periodos más oscuros de la historia nacional.

Read More »

Puede escribir sus inquietudes